Hábitos pilares
Lisa empezó a fumar a los 16 años. Durante casi toda su vida fue obesa. Tenía problemas de auto estima y auto control. Antes de cumplir 30 años estaba sumergida en deudas. No podía mantenerse en un trabajo por más de un año. De todas formas, a los 34 años ella era otra mujer.
Cuando un grupo de investigadores, entre ellos psicólogos, neurocirujanos, genetistas, y un sociólogo, le preguntaron cuándo fue la última vez que fumó, Lisa respondió que casi hace 4 años. Estaba delgada. Corría maratones. Su auto-estima era evidente. No solo había pagado todas sus deudas, sino que había comprado su primera casa.
El objetivo de los investigadores era comprender qué pasó en su cerebro (y el de muchos otros estudiados). ¿Cómo pueden cambiar las personas de forma tan radical? “Sé que te hemos preguntado esto cientos de veces Lisa, pero cuéntanos una vez más: ¿cómo dejaste de fumar?”, le preguntó un investigador mientras veían sus ondas cerebrales.
Mientras Lisa contaba su historia, los investigadores podían notar una particularidad entre ella y otras personas que habían logrado cosas similares. Para cambiar se debe empezar con el cambio de un sólo hábito (lo llamaremos hábito pilar). El cambio de este hábito, generalmente, trae consigo otros cambios positivos. Y lo mismo sucede al revés. Es decir, un hábito malo, generalmente trae otros malos hábitos. Todo se acumula. Para bien. O para mal.
El hábito que Lisa adoptó fue trotar (hacer ejercicios). Hacer ejercicios de forma rutinaria es un hábito. De acuerdo a datos presentados en el libro best-seller “El Poder de los Hábitos” del investigador Charles Duhigg (en donde puedes encontrar el resto de esta historia), ejercitarnos es uno de los hábitos pilares más importantes (así como tender tu cama).
Entonces, ¿cómo adoptar este hábito?
En términos muy simples, sea que sea que estés haciendo de forma rutinaria en tu día, probablemente es un hábito. Estos hábitos se desarrollan cuando hay un “gatillo” o “cue” (algo que activa el hábito, como por ejemplo la hora del día, el uso de ciertos equipos, o reacciones ante circunstancias externas). Una vez que el gatillo dispara, realizamos nuestra actividad/hábito o “routine”. Mientras hacemos la actividad o al finalizarla, sentimos algún tipo de placer o premio “reward”.
Entonces, para empezar a ejercitarte debes iniciar encontrando un gatillo (probablemente hora del día), donde cambies un hábito existente (por ejemplo ver TV), por hacer ejercicios. Y, para sentir un premio, debes experimentar con cosas que te den placer. Como por ejemplo, si voy 3 veces al gimnasio esta semana, el sábado iré al cine.
5 Tips para adoptar el hábito
- Empieza de a poco. Da el primer paso. Por ejemplo, puedes ir a una clase de prueba de un gimnasio o salir a correr una cuadra.
- Elimina las tentaciones. Por ejemplo, evita todas las actividades o personas que puedan desviarte de tu hábito en ese tiempo.
- Haz un compromiso público. Por ejemplo, di a tus familiares o amigos que vas a empezar a ir al gimnasio y que te pregunten regularmente cómo te va y te ayuden a ir.
- Toma consciencia: una de las mejores formas de conseguir resultados es evaluando lo que haces. Entonces, pésate todas las semanas. Escribe lo que haces cada día. Registra tus comidas, etc. Haz cualquier registro escrito que te permita ver las cosas en blanco y negro.
- Y finalmente, busca que sea que sea lo que hagas te de felicidad, que sea divertido, y ayude positivamente a tu vida.