Tu cuerpo usa lo que comes para regenerar tu piel cada 28 días, cambiar tu hígado cada 5 meses, generar nuevas estructuras óseas cada 10 años y formar músculo todos los días. La comida tiene el poder de cambiar miles de procesos en nuestros organismos, desde tus hormonas hasta tus mismos genes. Pero, ¿sabías que hay una conexión entre tu intestino y tu felicidad?

La Epigenética

De acuerdo al Ph.d. Rudolph Tanzi, investigador del genoma humano de la Universidad de Harvard, nuestros genes pueden ser moldeados y modificados por nuestro entorno y particularmente por lo que comemos. El estudio de este fenómeno se conoce como: epigenética.

Varias investigaciones en el campo de la epigenética apuntan a que podríamos ser más saludables, literalmente lucir más jóvenes y ser más felices, adoptando 5 cambios en nuestro estilo de vida.

¿Por qué? No sólo los genes influyen en tu salud y estado de ánimo

Las enfermedades más comunes de hoy en día como la diabetes, gastritis, hipertensión, inflamaciones crónicas (como la artritis o la aterosclerosis), e inclusive ciertos cánceres y enfermedades mentales como el Alzhéimer y la demencia, NO son sólo genéticas. Por el contrario, muchas tienen su raíz en la alimentación y la conexión de tu intestino con tu cerebro.

Aunque suene difícil de creer, pequeños cambios en tu alimentación, descanso, y actividad física, pueden tener consecuencias enormes en tu genoma y en tu estado de ánimo.

El eje intestino-cerebro

Considera lo siguiente:

El intestino alberga más de cien millones de neuronas, ¡más que la médula espinal! Estas neuronas producen el 95% de la serotonina del cuerpo.  La serotonina es conocida como la hormona de la felicidad.

La serotonina afecta: el estado de ánimo, comportamiento social, la memoria, la sexualidad y la atención. En otras palabras, si cuidas de tu intestino, podrías tener no sólo una vida más saludable, sino una vida más feliz.

En un estudio realizado en monos en 1974, se demostró que tan solo colonizando los tractos intestinales de monos con ansiedad, tristeza o depresión, con las bacterias del tracto intestinal de monos felices, se puede disipar estos sentimientos negativos.

Este tipo de estudios han sido replicados en ratones y recientemente en humanos por investigadores de la Universidad de Leuven con los mismos resultados. Es decir, solo las bacterias de nuestros intestinos pueden ayudar a mejorar nuestro estado de ánimo.

Pero… ¿cómo lograr comer bien y ser más feliz?

El microbiólogo chino, Liping Zhao, tuvo su momento de fama al contar su historia en la revista Science en el 2012. Zhao tenía un presentimiento de algo que se conoce como “el cerebro intestinal” podría afectar nuestro estilo de vida.

Para confirmar su hipótesis, Zhao ganó peso y luego revirtió su propia obesidad con un cambio en su dieta. Sin embargo, lo interesante no fue sólo su pérdida de peso de 20 kilos en dos años, sino que Zhao notó que existe una conexión entre el estado de ánimo, la inflamación y la obesidad.

Desde hace algún tiempo, los científicos han tratado de estudiar el complejo intercambio de mensajes entre el cerebro y el intestino. Pero, en el 2012, se logró evidenciar las bacterias que afectan el proceso y cómo funciona. Aparentemente, la conexión se da a través del nervio vago, que se extiende desde la base del cerebro hasta el abdomen.

Por aquí pasan transmisiones químicas que literalmente dirigen nuestra vida. Las observaciones de Zhao en términos simples nos dicen que: lo que comes, afecta tu intestino, que afecta el resto de tu cuerpo, tu estado de ánimo y tu salud en general.

Para lograr mejorar la conexión intestino-cerebro, perder peso, estar más saludable y por ende ser más feliz, las 5 consideraciones que debes tomar en cuenta son:

1. Tener una rutina diaria, pero no muy rígida:

Crea acciones positivas que puedas hacer justo al levantarte o antes de acostarte. Esos son los mejores momentos para incluir nuevas actividades o hábitos en nuestras vidas. Hábitos que contribuyen a mejorar la conexión intestino-cerebro son:

  • Actividades de relajación: El estrés afecta a tu intestino. Para contrarrestarlo, piensa en que necesitas tiempo para ti. Es importante que no todo tu día sea de “corre-corre”. Date una pausa. Crea un espacio de 20 a 30 minutos para meditar, rezar, estar en silencio o pensar en tus sueños.
  • Actividades de mejoramiento: Cultiva algún talento o hobbie que te agrade: toca algún instrumento musical, juega algo que te divierta, pinta, escribe, etc. Trata de hacer esto al menos 3 veces por semana para fomentar la producción de serotonina.   

2. Dormir lo suficiente:

La falta de sueño de calidad es otro principal causante de estrés, mal genio y cansancio. Al dormir, nuestro cuerpo restablece sus niveles de serotonina. Dormir ayuda a que todo tu organismo se restaure. Mientras duermes, algo mágico pasa. Tu cuerpo absorbe mejor los alimentos. Tu mente absorbe mejor la información aprendida. Tus hormonas se balancean y tu cuerpo se regenera.

Para lograr dormir más y mejor, una de las claves es acostarte y levantarte a la misma hora, procurando estar en cama de 7.5 a 9 horas. Tu día empieza la noche anterior, así que se recomienda poner una alarma para acostarte. Esta alarma es más importante que la de despertarte, porque te obligará a saber que es hora de descansar. Adicionalmente, evita el café por la noche, así como los teléfonos o tablets una hora antes de dormir.   

3. Evitar estar sentado o acostado todo el día:

En una sociedad en la que todos trabajamos cada vez más en el escritorio, la falta de movimiento puede causar una mala digestión. Procura moverte cada hora y adoptar una rutina de ejercicios diarios. Puede ser algo tan simple como hacer 10 minutos de ejercicios de alta intensidad en tu casa, salir a caminar 30 minutos al día, o hacer unas flexiones de pecho, abdominales y sentadillas cada hora o 90 minutos, por apenas 1 minuto por sesión. Estos movimientos te ayudarán a quemar calorías y mejorar tu metabolismo.

5. Balancear los alimentos y comer prebióticos:

A pesar de que suene extraño, son las bacterias de tu intestino las que te ayudan con tu estado de ánimo y salud en general. Mucho se ha hablado del beneficio de las bacterias en forma de probióticos pero menos de los prebióticos.

Los prebióticos son elementos de los alimentos que el organismo no puede digerir. Esto es bueno, ya que estimula el crecimiento natural de los probióticos en el intestino. Varios estudios han demostrado los beneficios de los prebióticos para la conexión cerebro-intestino y salud en general.

Alimentos con prebióticos incluyen: Acelga, espinaca, cebolla, ajo, espárragos, brócoli, camote, yuca, verde, banano, alcachofas, entre otras verduras y frutas. Para no entrar en detalles de los beneficios de cada comida, solo recuerda que balancear tus comidas es la forma más fácil de lograr una buena alimentación.

Para balancear tu dieta, debes incrementar el consumo de verduras y frutas, reducir el consumo de carnes rojas y evitar todos los alimentos procesados o con ingredientes artificiales. Simplemente encontrando alternativas orgánicas para los productos procesados que ingieras cambiará tu vida.

6. Bono

Busca actividades que te den felicidad. Abraza a tus hijos, pareja, padres. Escucha música que te gusta. Pasa tiempo con tus amigos. Ve cosas graciosas, etc. Para aprender más, ve 8 consejos para una vida más feliz. Haciendo estos pequeños cambios, lograrás el bienestar que te merces para ti y tu familia.